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¿La salud de los Argentinos, en que manos la ponemos?

Yo no se Uds. Pero vivo en un país donde las cosas no funcionan muy bien que digamos. Las falencias ocurren en toda área y todavía no aprendimos a mejorarlo, entendiendo la necesidad de hacerlo solamente para nuestro propio bien, pero lamentablemente desde pequeños, tanto a nosotros como a nuestros abuelos, nos educaron mostrándonos los límites de nuestras propiedades/familias, como último y principal punto de consideración. Lo que estuviera detrás de ese límite, ¡Que se arregle!.

Pero como en toda sociedad, no nos abastecemos. Necesitamos unos de otros, y he aquí donde se ve el funcionamiento en mérito o demérito de una administración.

Como hay tanto para decir y contar, pienso solo por el momento, dirigirme a la función que siempre consideré como la más digna de llevar, la más noble en desplegar, que es la medicina en las líneas populares y de alcance social medio/bajo, ya que el saber curar y preocuparse de hacerlo para estos niveles da un aspecto de engrandecimiento, que tras un hipotético juramento hipocrático, honraría a todo médico, sabiéndose útil e indispensable para con la natural necesidad de vida. La curación.

Es mas que noble, el ver en mi país, en hospitales públicos, a estos paladines de la justicia marginal, pelear diariamente con el sistema, ya sea en sus intereses propios (escala de “nobles” por antigüedad, prestigio, investigación, desenvolvimiento y demás) como también en la falta de administración ordenada, provisión de elementos, personal alterno y directores médicos que les miran desde las altas cumbres en busca de errores que les permita disponer de ellos para suplantarles por una fila interminable de “capaces” o “entenados”, según las prioridades políticas del caso.

Las veces que he necesitado del hospital público, me he encontrado con gente que cura, y quiere curar, y va a curar. Que se mezcla con la gente, que aprende a hablar sus idiomas, y no de lingüística es que hablo, si no a los límites comunicativos que cada grupo tiene y se maneja. Nunca voy a olvidar las explicaciones que médicos de hospital público me dieron ante la intervención quirúrgica de mi hijo, lamentablemente, operado en varias oportunidades, para que yo entendiera paso a paso que le pasaba y lo que se le debería hacer. Él tranquilizarme, demostrando que de las manos de un padre recibían a estos hijos y que serian tratados como propios, y que gracias a la naturaleza y a la dedicación de estos profesionales, verlos compartir la convalecencia y mejora, alegrándose realmente de una vida vuelta a su cauce y un trabajo bien hecho, nuevamente.

Lo único malo en un hospital público, es la hotelería, y la politiquería de turno. El resto, siempre dio muestras de una dedicación muy buena.

Ahora que, existe una franja, con símiles profesionales como los del hospital público, que dan muestra de una bajeza infame, aprovechándose descaradamente de los recursos ajenos y demostrando no solo desinterés, si no hasta nauseas por el medio en donde se vieron involucrados en “trabajar”. Hablo de los médicos de las Obras Sociales.

En mi país, se les llama Obras Sociales, a un grupo de organismos que dependiendo de la clase trabajadora y sus afinidades, forman, con el aporte mensual de parte de los sueldos de estos, una organización que brinda beneficios varios, siendo el principal el de la medicina, para sus afiliados.

Así por ejemplo los trabajadores del ámbito bancario poseen una obra social llamada O.S.B.A. (Obra Social Bancaria Argentina) a la que aportan un porcentaje de sus sueldos para recibir beneficios de salud principalmente, y muchos otros mas, dependiendo esto de la importancia de la Obra Social y sus alcances.

Existen muchísimas, como ejemplo y para que los bancarios no crean que me refiero únicamente a ellos, están, entre otras: IOMA (médico asistencial) OSECAC (empleados de comercio) OSDEPYM (empresarios y ejecutivos), OSPLAD (docentes y maestros) y PAMI (jubilados y retirados).

Aclarado el punto, vuelvo con el desagradable informe, sobre el negocio de la medicina en esta franja de operación.

Muchas obras sociales tienen sanatorios propios, pero como el resto, necesitan de contrataciones externas para poder brindar la atención médica a sus afiliados. He aquí donde aparece esta categoría de médicos y contratistas que con el dinero recaudado son convocados para cubrir esa necesidad.

Y así aparecen. Y así actúan. Si son contratados para sanatorios propios de las O.S. son mal mirados con respecto a la medicina pública, ya que ser médico en un hospital público no es fácil, debido al excedente de médicos existentes, y los pocos puestos que tienen disponibles los hospitales. (No nos olvidemos que en los hospitales públicos hay carreras reales de medicina y una constante actualización ya sea con técnicas como de casos raros, que alimenta y construye al profesional y lo hace más sabio en su tarea.) En cambio un médico de un sanatorio de O.S. no es más que un medicucho que no alcanzó para la real carrera y se vió en la obligación de aceptar este empleo para poder vivir de lo que quiso estudiar.

Y así, con este espíritu, se unen a estas instituciones, renegando de las mismas, a pesar de que se les paga más, que tienen menos horas de trabajo, que actúan prácticamente sin supervisión, ya que sus jefes médicos no son otra cosa que similares, “ganando” más pero no por ello “haciendo” más, que tienen la facilidad de que si no vienen, alguno de otra especialidad, así no la entienda, lo suple o manda a un amigo que recién se recibió, a cubrirle, o simplemente arregla con su jefe y nadie se entera de nada.

¿El Jefe Médico general? ¡Se supone alguien de renombre a cargo prácticamente de toda la medicina del lugar! No, nada de eso. Simplemente el dueño del “Olimpo” el dios principal y sus pares, los otros dioses, intocables, los amos de la vida y la muerte en este insignificante mundo, los que manipulan los mandatos divinos, los que desafían a dios mismo, demostrando que si quieren pueden desviar el destino de la gente. Si, ellos, los médicos de obra social.

Existen en otra variante inferior, que son los que ponen un consultorio externo, y como no los conoce ni los parientes directos, se ofrecen a las obras sociales para iniciar el negocio. Así contratados a una tarifa un poco baja, y pagadera a los 90 días con suerte, comienzan a atender con la simpleza posible los casos mas rápidos y casi sin complicaciones, ya que si las hay los derivan a especialistas que los tienen un par de meses caminando de un lado al otro con estudios necesarios o no, a ver si la naturaleza los cura en ese lapso y se ahorran problemas. Luego de un tiempo, si no consiguieron clientes particulares que les traigan el dinero en la mano, desertan de la atención, dejando a todos los que se atendieron con una ficha médica inconclusa que se debe reiniciar con otro similar, y así sucesivamente.

Pero la variante mas baja de la franja, son los médicos, contratados por clínicas que sirven a Obras sociales.

Es decir, el negocio de intermediarios, mal pagando a profesionales malvenidos, que las ganas de atenderte y sanarte es directamente proporcional a sus magros ingresos.

Este tipo, directamente debería dejar la medicina y dedicarse a otro empleo, ya que de sanar no tienen voluntad. De capacitarse, menos, ya que necesitan de esos pesitos por paciente para vivir, por ende tiempo no hay para otra cosa.

La pregunta del millón, es. ¿Por qué, a los trabajadores, que nos descuentan los aportes para la prevención de esa área, que en teoría debería ser igual o superior que el sistema público (en el público no se paga, a no ser que tengas obra social, en donde SI, les facturan los servicios pero uno no recibe nada mejor por eso) que nucleamos al grueso que emplea medicina prepaga en nuestro país, nos tiene que tocar esta característica de “profesionales”?

¿Nuestro dinero no vale? ¿O es entonces verdad, que al no haber patrón que meta la mano en los bolsillos nadie recibe reprimendas por trabajar mal?.

Me gustaría que la gente tome conciencia en que categoría de pseudos profesionales pone su cuerpo para sanarse, que sepan que su dinero, que cuesta mucho ganarlo, se despilfarra en la administración y en su mayoría va a parar a los bolsillos de los intermediarios de la salud, parásitos del sistema que encuentran el filón en convenios con inescrupulosos administradores gremiales que no les interesa que los sanen, si no que se cubra un poco al menos los cupos que les pide la ley para que funcionen.

Los médicos buenos, esos que están en los hospitales, esos de renombre, los encontramos ahí, en los hospitales públicos, o en las grandes clínicas privadas, donde una simple consulta ronda los u$s 100.-

¿Que pasa entonces? Que, como nosotros al tener obra social, no podemos ir al hospital publico, o si lo hacemos, debemos intermediar con la O.S.

¿Saben Uds. quienes se benefician de esto, sin saberlo y encima protestando? La gente de bajos recursos, los que no tienen empleos y la gran mayoría de inmigrantes ilegales al país.

Si. Es así. Esta lleno de extranjeros, adelantándose en la atención medica a cualquier argentino que directa o indirectamente, con sus impuestos paga para que funcione la salud gratuita Argentina.

Que ironía, ¿Verdad? La mejor atención técnica médica del país, la recibe la clase alta, quienes pueden pagarla a disposición y con excelente hoteleria, y los extranjeros ilegales o casi, que llenan los hospitales públicos, por no tener ¡Obra Social!

La mayoría de Argentinos, que pagamos impuestos, que trabajamos en limpio, que no cerramos la calle a nadie para que no pase, pidiendo aguinaldos de subvenciones destinados a la sidra y el pan dulce, ni pidendo una vivienda en el centro de la ciudad, por el desalojo de una casa tomada, que no contratamos a nadie extranjero sin documentos para hacerlos trabajar de esclavos, que no vamos a otros países quitándoles recursos a sus habitantes y nos quedamos trabajando aquí, en este país que nos maltrata cotideanamente, todos nosotros, esa gran franja de Argentinos, tenemos para el cuidado de nuestra salud, esta descuidada e insalubre tropa de galenos pervertidos, dispuestos a sacarnos los pocos pesos que tenemos a cambio de medicina de aspirina.


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